El Tao Te Ching
洼则盈,敝则新,
少则得,多则惑。
是以圣人抱一为天下式。
不自见,故明;
不自是,故彰;
不自伐,故有功;
不自矜,故长。
夫唯不争,故天下莫能与之争。
古之所谓曲则全者,岂虚言哉!
诚全而归之。
Lo que se dobla, permanece entero;
lo que se tuerce, se endereza;
lo que es hueco, se llena;
lo que se gasta, se renueva;
quien tiene poco, recibe;
quien tiene mucho, se confunde.
Por eso el Sabio abraza la Unidad
y se convierte en modelo del mundo.
No se exhibe, y por eso brilla;
no se justifica, y por eso destaca;
no se alaba, y por eso tiene mérito;
no se enorgullece, y por eso perdura.
Como no compite con nadie,
nadie en el mundo puede competir con él.
El antiguo dicho: "Lo que se dobla, permanece entero",
¿acaso son palabras vacías?
En verdad, manteniéndose íntegro, todo retorna a él.
La verdadera fortaleza no reside en la rigidez del roble que se quiebra ante la tormenta, sino en la flexibilidad del bambú que se inclina para sobrevivir.
En nuestra cultura latina, a menudo admiramos al "macho" o la figura fuerte que nunca cede, pero el Tao nos enseña que esa rigidez es fragilidad disfrazada.
Ceder no significa perder ni ser débil; es una estrategia de conservación vital que nos permite adaptarnos a las circunstancias cambiantes sin rompernos por dentro.
Al igual que el agua fluye alrededor de la roca en lugar de chocar contra ella, la sabiduría reside en saber cuándo retirarse o adaptarse para preservar nuestra energía esencial.
Esta adaptabilidad es lo que permite que la vida continúe y florezca a pesar de las dificultades, transformando la aparente sumisión en una victoria duradera.
Piensa en los juncos junto al río Ebro: cuando sopla el cierzo fuerte, se doblan hasta tocar el agua, pero cuando el viento cesa, vuelven a erguirse intactos.
Considera también al bailarín de flamenco que, en lugar de luchar contra el ritmo frenético, se deja llevar por él, encontrando su fuerza en la fluidez del movimiento.
Quien busca constantemente el aplauso y el reconocimiento externo termina oscureciendo su propia luz, mientras que quien actúa desde el silencio brilla con autenticidad.
Vivimos en una sociedad donde el ruido y la apariencia a menudo se valoran más que la sustancia, pero Lao Tse nos recuerda que el verdadero mérito no necesita publicidad.
Cuando dejamos de intentar demostrar que tenemos razón ("no se justifica") o que somos los mejores ("no se alaba"), liberamos una enorme cantidad de energía que antes desperdiciábamos en mantener el ego.
Esta humildad no es timidez, sino una profunda seguridad interior que no depende de la validación de los demás para existir.
Al renunciar a la competencia constante, nos volvemos intocables, pues nadie puede derrotar a quien no está jugando al juego del dominio.
Es como la abuela que cocina para toda la familia en silencio, sin pedir gracias, pero cuya presencia es el pilar fundamental que une a todos en la mesa del domingo.
O el artesano en un pueblo de Andalucía que trabaja el cuero con maestría sin buscar fama, pero cuya obra es buscada por su calidad innegable.
La acumulación excesiva, ya sea de bienes materiales o de conocimientos superficiales, conduce inevitablemente a la confusión espiritual y a la pérdida del camino.
"Quien tiene poco, recibe; quien tiene mucho, se confunde". En la era moderna, estamos bombardeados por opciones y deseos, creyendo que "más es mejor", pero el Tao advierte que el exceso nubla el juicio.
Tener demasiadas metas dispersa nuestra intención, y tener demasiadas posesiones nos convierte en sus esclavos, obligándonos a cuidarlas en lugar de vivir.
La simplicidad es el arte de podar lo innecesario para que lo esencial pueda crecer con vigor, permitiendo que la mente descanse en lo que verdaderamente importa.
Al reducir nuestras cargas externas, ganamos un espacio interior vasto y sereno donde la sabiduría puede echar raíces profundas.
Imagínate una mesa llena de tapas variadas donde, al final, no saboreas ninguna por la mezcla de tantos gustos; es mejor un buen plato de jamón y vino que se disfruta plenamente.
O piensa en quien intenta visitar diez ciudades en un viaje de una semana y vuelve agotado, frente a quien pasa esos días en un solo pueblo costero y regresa renovado.
El Problema: En un entorno laboral competitivo, te encuentras con un colega agresivo que siempre quiere imponer su razón. Te sientes tentado a contraatacar, levantar la voz y defender tu postura con vehemencia para no parecer débil frente al jefe, lo que genera un ambiente tenso y agotador donde nadie escucha y el resentimiento crece día a día.
La Solución Taoísta: Aplica el principio de "ceder para permanecer entero". En lugar de chocar frontalmente como dos toros, permite que la energía agresiva de tu colega pase de largo sin ofrecer resistencia. Escucha sus argumentos sin interrumpir y, cuando haya terminado, presenta tu perspectiva con calma. Al no competir por el dominio, desarmas su necesidad de luchar. Como dice el texto, "como no compite con nadie, nadie puede competir con él"; tu serenidad se convertirá en tu mayor autoridad.
El Problema: Te sientes abrumado por la constante notificación de grupos de WhatsApp y noticias de última hora. Sientes que debes estar al tanto de todo para no quedarte atrás en las conversaciones sociales. Esta necesidad de "tener mucho" conocimiento superficial te deja mentalmente exhausto, ansioso y confundido, incapaz de concentrarte en una conversación significativa con tu familia.
La Solución Taoísta: Recuerda la enseñanza: "Quien tiene mucho, se confunde; quien tiene poco, recibe". Practica la dieta informativa consciente. Elige desconectarte deliberadamente durante las horas de la cena y el descanso. No busques saberlo todo; busca comprender lo esencial. Al reducir el ruido externo, tu mente recupera su claridad natural. Descubrirás que al ignorar la información trivial, ganas una comprensión más profunda de tu propia vida y recuperas la paz mental.
El Problema: En una relación de pareja o amistad de muchos años, surgen roces inevitables. A veces te aferras rígidamente a "tener la razón" en una discusión doméstica, sintiendo que ceder sería perder dignidad. Esta rigidez crea grietas en la relación, transformando el hogar en un campo de batalla donde el orgullo impide la reconciliación y el cariño se enfría bajo el peso de los resentimientos.
La Solución Taoísta: Adopta la sabiduría de "lo que se dobla, permanece entero". En el contexto del amor, tener razón es menos importante que mantener la armonía. Ceder no es someterse, es priorizar la unión sobre el ego. Sé flexible como el sauce; permite que la tormenta emocional del otro pase sin quebrarte. Al soltar la necesidad de ganar la discusión ("no se justifica"), creas un espacio seguro donde el conflicto se disuelve y el vínculo se renueva.